"Verás, el brazo en cuestión es el mío. No es un brazo abstracto, un brazo filosófico. El hueso, la piel, el vello, la pequeña cicatriz blanca del codo, recuerdo de una esquina del radiador de la escuela de Gateshill, todo es mío. Ahora es el momento en que debo considerar la posibilidad de que el hombre que está detrás de mí, que me sujeta la muñeca y la sube a lo largo de la columna con un cuidado casi sexual, me odia. Me refiero a que me odia de verdad, y mucho.
Está tardando una eternidad."
Thomas Lang
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